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Pioneros en soluciones para la identificación de especies en leche

La industria quesera, principalmente en los países mediterráneos, fabrica quesos con diferentes especies de leche (vaca, cabra, oveja y búfala). Por razones tanto económicas (diferentes precios de la leche) salud (alergias) y calidad (certificaciones DOP) la industria realiza diariamente un control de la pureza de la leche que recibe. Hace 25 años ZEULAB desarrolló los primeros tests rápidos (IC bovino e IC caprino) para detectar adulteraciones por mezclas de leche. Unos años más tarde, nuestro catálogo se completo con la variedad más amplia de tests del mercado: IC Búfalo, IC ovino, ICBB. En los últimos años, hemos lanzado una nueva generación de tests cuantitativos, IC bovino cuanti e IC caprino cuanti. Estos test rápidos permiten determinar la adulteración en el rango más sensible de 0,25% a 2%. Los resultados cuantitativos ayudan al quesero a gestionar mucho mejor la leche en su planta y al control de sus proveedores.   Un método novedoso para análisis de quesos España produce anualmente 160.000 toneladas de queso. El 40% de esta producción es queso de mezcla fabricado con dos o tres especies de leche. La industria quesera demandaba desde hace varias décadas un método fiable para cuantificar la composición de mezclas de leche en queso. Este ensayo les permitiría garantizar la calidad de sus quesos y proteger al consumidor de fraudes y riesgos para la salud. InLac, la organización Interprofesional Láctea Española en 2020 solicitó a Zeulab el desarrollo de una solución innovadora. En colaboración con el Centro Nacional de Biotecnología y Laboratorios Arroyo, desarrollamos un método único a nivel mundial para cuantificar las mezclas de leche de diferentes especies en queso. Este método de LC-MS cuantifica de forma específica y exacta 3 péptidos de la caseína de oveja, cabra y vaca. El método fue validado de acuerdo a las guías de la AOAC. Actualmente, estamos trabajando con los diferentes agentes del sector en una especificación técnica UNE (Asociación española de normalización) para que pueda ser el método de referencia en el sector quesero español. ZEULAB nuevamente es pionera en la identificación de especies, ofreciendo a la industria quesera un servicio exclusivo de análisis. En Europa también se fabrican quesos de mezcla como Feta (Grecia), Di Fossa di Sogliano (Italia), Aspe (Francia), Rabacal (Portugal), Brown (Noruega), etc. ZEULAB ofrece el servicio de análisis internacionalmente para que la industria y la distribución pueda analizar la calidad de los quesos de mezcla.   ¿Necesitas información de nuestro servicio de análisis de quesos? ¿Necesitas información de los tests IC? Escribe a marketing@zeulab.iatic.es [button target="_self" hover_type="default" font_weight="400" text_align="center" text="Descubre la línea completa de Zeulab para el control de adulteraciones en el sector Lacteo" link="https://www.zeulab.iatic.es/adulteraciones/"] Leer más Rápidos IC Caprino Quanti Leer más Leer más Rápidos IC Bovino Quanti Leer más
Adulteraciones, Proyectos I+D

Desarrollo de un método para la cuantificación de leches de diferentes especies en quesos de mezcla

ANTECEDENTES Los quesos de mezcla de leche de diferentes especies son producidos principalmente en países mediterráneos como España, Francia, Italia o Grecia y algunos de ellos están protegidos por denominaciones de origen o indicaciones geográficas, lo que les otorga un valor añadido hacia el consumidor. En España el 40% del queso que se produce es queso de mezcla. La elaboración y etiquetado de estos quesos en España está regulada por diversas normas que se resumen a continuación: Real Decreto 1113/2006. Normas de calidad para quesos y quesos fundidos. “Los quesos elaborados con mezcla de leches de distintas especies que utilicen la denominación «Queso de mezcla», indicarán las especies animales, de las que proceda la leche empleada, en orden decreciente de sus pesos en el momento en que se incorporen durante el proceso de fabricación del producto, acompañadas de sus porcentajes mínimos presentes en la mezcla”. Real Decreto 818/2015, de 11 de septiembre, por el que se modifican los anexos I y II del Real Decreto 1113/2006, de 29 de septiembre, por el que se aprueban las normas de calidad para quesos y quesos fundidos, y por el que se modifica la disposición transitoria segunda del Real Decreto 4/2014, de 10 de enero, por el que se aprueba la norma de calidad para la carne, el jamón, la paleta y la caña de lomo ibérico. Real Decreto 262/2011. Norma de composición y características específicas para el queso “Ibérico”. Requisitos de composición: leche de vaca, máximo 50 %; leche de cabra, mínimo 15 %; leche de oveja, mínimo 15 %. Reglamento (UE) nº 1169/2011 sobre la información alimentaria al consumidor. Establece la indicación cuantitativa de los ingredientes en la etiqueta: “se expresará en un porcentaje que corresponda a la cantidad del ingrediente o de los ingredientes en el momento de su utilización” A todo esto, hay que sumar algunos requisitos incluidos en los respectivos pliegos de condiciones de las Denominaciones de Origen Protegidas (D.O.P) y las Indicaciones Geográficas Protegidas (I.G.P) de quesos de mezcla (Flor de Guía, Quesucos de Liébana, Cabrales, Gamoneu, etc.) que suelen ser mucho menos específicos en cuanto a la composición por especies. Actualmente no existe un método analítico que permita cuantificar de forma fiable el porcentaje de mezclas de leche en quesos. Por lo tanto, la disponibilidad de un método para este propósito puede ser de alto valor para el desarrollo de programas de protección de la calidad de los quesos tipo ibérico.   OBJETIVO DEL PROYECTO Ante esta necesidad, la Organización Interprofesional Láctea (InLac) decidió llevar a cabo un proyecto de I+D+i con el objetivo de desarrollar una técnica de cuantificación de leches de diferentes especies en quesos que pudiese ser aplicada por los laboratorios de análisis.   PRINCIPIO DE LA TÉCNICA La técnica analítica utilizada es un método de proteómica dirigida denominado PRM (Parallel Reaction Monitoring) y emplea cromatografía líquida acoplada a equipos de espectrometría de masas del tipo Orbitrap (LC-Q-Orbitrap-MS/MS). Esta técnica permite identificar y cuantificar la abundancia, bien de manera relativa o absoluta, de proteínas presentes en una muestra compleja a través de la monitorización selectiva de fragmentos de dichas proteínas o péptidos. Cuando estos péptidos son específicos de proteína y/o especie se denominan proteotípicos y se pueden considerar la “huella digital” de la leche de cada especie utilizada. Por lo tanto, su detección certifica la presencia de la leche correspondiente en la composición del queso analizado. Se trata de una técnica de elevada especificidad, una gran sensibilidad y un elevado rango dinámico de detección. Además, es independiente del estado de la muestra, pudiendo trabajar con proteínas desnaturalizadas. En consecuencia, el método desarrollado es capaz de determinar, en términos de proteína, la cantidad de leche de cada especie en las muestras de queso. Todos los resultados de cuantificación se presentan en unidades de proteína (porcentaje de proteína de cada especie respecto al total).   RESULTADOS DEL PROYECTO Determinación de péptidos proteotípicos: Los ensayos iniciales realizados permitieron identificar entre 150-200 proteínas y 1.100-1800 péptidos, según la especie considerada.  A partir de esta información inicial, los péptidos identificados correspondientes a las proteínas mayoritarias de la leche fueron filtrados en primer lugar en base a un criterio de especificidad (proteína y especie), y posteriormente de idoneidad experimental. Sucesivas rondas permitieron seleccionar una serie de péptidos proteotípicos de valor analítico para el método desarrollado: Vaca (4 péptidos); Oveja (3 péptidos); Cabra (2 péptidos). Fabricación de los quesos patrón utilizados como material de referencia Durante el proyecto se fabricaron 3 quesos de mezcla ternaria y 3 quesos puros con la siguiente composición: 10% Leche de oveja; 10% Leche de cabra; 80% Leche de vaca 20% Leche de oveja; 20% Leche de cabra; 60% Leche de vaca 30% Leche de oveja; 30% Leche de cabra; 40% Leche de vaca 100% Leche de vaca 100% Leche de cabra 100% Leche de oveja Dichos quesos fueron elaborados en condiciones controladas utilizando leche de tres especies cuya composición se determinó mediante procedimientos normalizados en un laboratorio acreditado (ISO/IEC 17025). Los quesos elaborados fueron llevados a maduración en 3 periodos: 1, 3 y 6 meses en cámara con condiciones ambientales controladas. Estos quesos se mantienen en las condiciones adecuadas para disponer de un banco de muestras. Por lo tanto, a efectos de este estudio dichos quesos se han considerado materiales de referencia (RM). Método proteómico dirigido en formato PRM para la cuantificación de mezclas El método desarrollado de cuantificación consta de 3 etapas: Método de extracción y digestión de proteínas del queso. Cuantificación de los péptidos proteotípicos en formato PRM. Método de interpretación de datos y obtención de resultado Aplicación del método: análisis de quesos con el método desarrollado Los estudios de aplicabilidad del método desarrollado se realizaron tanto con la serie de los 6 quesos patrón con una maduración entre 1 y 6 meses y con 13 quesos comerciales suministrados por varios fabricantes. En este último caso, la maduración de estos quesos osciló entre 1 y 11 meses. A continuación, se presentan los resultados obtenidos en los quesos comerciales: Tabla. Análisis mediante
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Leche de Camella: ¿es oro todo lo que reluce?

El consumo de leche de camella se ha puesto de moda en los últimos años en los países occidentales debido a las propiedades nutricionales especiales que se le otorgan y especialmente por la ausencia de beta-lactoglobulina, proteína que sí que se encuentra presente en la leche de rumiantes como la de vaca y que se ha demostrado que es uno de los principales alérgenos de la leche. La leche de camella ha sido tradicionalmente un recurso importante en la alimentación de muchos países de África y Oriente Medio y eso se refleja en la distribución geográfica de su producción con un 90% concentrado en el continente africano y casi el resto en Asia. La producción mundial de leche es cercana a los 3 millones de toneladas. Aunque la producción de leche de camella a nivel mundial solo representa un 0.5% de la producción de leche de vaca, su demanda es creciente y esto hace que el precio sea muy superior al que podría esperarse. Por supuesto, el motivo de dicha diferencia de precio no se debe simplemente a una cuestión de oferta y demanda, ya que los costes de producción de la leche de camella son mucho más elevados. Mientras una vaca puede producir 30-40 litros al día, una camella tan solo produce 6-7, además de otros factores productivos a tener en cuenta. Una simple búsqueda por internet ya nos da indicación del precio final al consumidor de este tipo de leche. Así, un litro de leche fresca puede llegar a costar casi 10€ y 200 g leche en polvo 30€. Precios superiores en más de 10 veces a los de la leche de vaca. Todo esto hace que la leche de camella sea un producto altamente susceptible de adulteración por un motivo meramente económico y agravado por la escasez del producto. Además, al tratarse de un producto todavía minoritario, los canales de producción y comercialización no están demasiado normalizados y por ello están sometidos a un escaso control e inspección. Por ello no es de extrañar que una parte del producto comercializado pueda estar adulterado con una proporción de leche de vaca. ZEULAB dispone de un test muy sencillo que permite detectar la presencia de leche de vaca en leche de camella en tan solo 5-10 min y sin necesidad de contar con un laboratorio ni con personal cualificado. [button target="_self" hover_type="default" font_weight="400" text="Read this article in english" link="https://www.zeulab.iatic.es/en/centro-de-conocimiento/camel-milk-is-all-that-glitters-gold/"] Leer más Rápidos IC BB Leer más Leer más Adulteraciones Calokit Bovino Leer más Leer más Adulteraciones Calokit Ovino Leer más [button target="_self" hover_type="default" font_weight="400" text="Descubre la línea completa de Zeulab para el control de adulteraciones en el sector lácteo" link="https://www.zeulab.iatic.es/adulteraciones/"]
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El valor de medir IgG en la leche ¿pero lo estamos haciendo correctamente?

La medida de las inmunoglobulinas en leche y particularmente las IgG son un indicador de gran interés para valorar la calidad de la leche. Tradicionalmente la IgG se han identificado como un marcador de la presencia de calostro en la leche debido a la elevada concentración de esta proteína durante los primeros ordeños, que puede llegar a alcanzar hasta 100 veces la concentración encontrada en el ciclo medio de la lactación. También se ha observado un ligero incremento en la concentración de IgG al final de la lactación muy probablemente relacionado con los mecanismos de protección frente a las infecciones de la glándula mamaria alrededor del periodo de secado. Sin embargo, la presencia de inmunoglobulinas en la leche deriva en diferentes problemas tecnológicos por lo que es deseable que su concentración sea la menor posible. Un ejemplo de los problemas derivados de la presencia de inmunoglobulinas en la leche es la formación de costras y sedimentos en los intercambiadores de calor usados para el tratamiento térmico de la leche. Esto supone incrementos de costes energéticos y los derivados de los ciclos de limpieza y mantenimiento. Otro de los problemas de la presencia de niveles elevados de inmunoglobulinas en la leche es el que afecta a la industria quesera por la reducción del rendimiento quesero. Un contenido alto de proteína no significa que ésta vaya a quedarse en el producto final si éste procede de proteínas del lactosuero, de las que las IgG son un excelente indicador. Este grupo de proteínas se eliminarán en una elevada proporción durante el desuerado por lo que nos interesa que el nivel de IgG en la leche que vamos a usar para elaborar el queso contenga el menor nivel posible de inmunoglobulinas. Por lo tanto, parece claro que es interesante medir el nivel de IgG en leche como un indicador de su calidad e incluso como un parámetro de pago por calidad como se viene haciendo en algunos países desde hace años. Existen diferentes metodologías para medir el nivel de IgG en leche, la mayoría basada en métodos inmunoquímicos como ELISA o RID, pero nos podemos encontrar con grandes diferencias entre el contenido de IgG que medimos con diferentes métodos y con los kits disponibles comercialmente. Uno de los principales motivos que explican las grandes diferencias entre métodos es que la mayoría de ellos fueron diseñados para la medida de IgG en sangre y han sido aplicados más tarde para la medida de IgG en leche. De hecho, en la mayoría de trabajos publicados en los que se estudia la transferencia de inmunoglobulinas de la sangre a la leche utilizan el mismo método para medir IgG en suero sanguíneo y en leche. Sin embargo, las inmunoglobulinas que vamos a encontrar en la leche no son las mismas que hay en la sangre. Debido al sistema de receptores para transferir inmunoglobulinas del torrente sanguíneo a la leche, se seleccionan preferentemente en la leche las IgG de subclase 1 (IgG1) frente a la subclase 2, más abundantes en la sangre. De esta forma, más del 90% de las inmunoglobulinas G en la leche corresponden con la subclase IgG1 mientras que en la sangre encontramos aproximadamente un 55% de IgG1 y un 45% de IgG2 ¿Pero qué consecuencias tienen estas diferencias en la cuantificación de IgG en leche? Pues mucha, dependiendo de cómo se hayan seleccionado los reactivos específicos para elaborar los kits. En un kit para la medida de IgG tenemos 2 componentes básicos, los anticuerpos específicos que detectan el analito o molécula que queremos medir (en este caso las IgG) y los patrones que usamos para generar la curva de calibrado frente a la que compararemos las muestras a medir. Para este último se utilizan IgG purificadas. En un trabajo realizado en la universidad de British Columbia (Vancouver) demostraron las diferencias que se pueden encontrar cuando medimos diferentes preparaciones de IgG en un ensayo ELISA. Como se puede observar en la siguiente gráfica, las IgG de suero sanguíneo (O) y las IgG2 purificadas mostraron una señal similar mientras que las IgG de lactosuero (CCW: Cheddar cheese whey) mostraron una señal equivalente a las IgG1 purificadas. Estas diferencias de señal pueden tener un impacto muy significativo en los valores que obtenemos cuando se cuantifican las IgG de la leche frente a un patrón de IgG (de sangre o de leche). En la siguiente tabla mostramos los resultados de un ensayo interno en el que se ha usado el test Calokit para cuantificar el nivel de IgG en 4 muestras de leche utilizando una curva de calibrado basada en IgG purificadas de la leche frente a otra curva con IgG purificadas de suero sanguíneo. Como se puede observar, cuando usamos las IgG procedentes de suero sanguíneo como patrón para cuantificar IgG en leche se obtienen concentraciones de IgG significativamente inferiores (aproximadamente un 40-45%) demostrando una evidente infraestimación de su contenido. También podría suceder a la inversa, si midiésemos el contenido de IgG en un suero sanguíneo (por ejemplo, para medir nivel de encalostramiento) con un kit específico para cuantificar IgG en leche podríamos obtener una sobreestimación. Esto nos indica que es muy importante seleccionar el kit específico para cada fin. El problema es que la mayoría de los kits disponibles comercialmente se han diseñado para la cuantificación de IgG en sangre y no deberían usarse para medir IgG en leche o cuando menos deberían sustituirse los patrones por IgG purificadas de la leche, mucho más costosas de obtener. El test Calokit ha sido diseñado específicamente para medir IgG en la leche y para ello los patrones utilizados han sido obtenidos de esta misma fuente. Además, fruto de muchos años de experiencia en este sector se han caracterizado varios miles de muestras de leche de las 3 especies más utilizadas en la elaboración de queso (vaca, oveja y cabra) y se han obtenido los valores de referencia de IgG para cada una de dichas especies que pueden servir para establecer planes de mejora en las explotaciones ganaderas o
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Adulteraciones en el mercado lácteo: correcto etiquetado de sus ingredientes y componentes

El consumidor cuando acude a su establecimiento para comprar un producto lácteo (leche cruda, pasteurizada, suero de leche, queso y yogur), tiene que estar seguro de lo que está comprando. Hay que hacer un correcto etiquetado de sus ingredientes y componentes. Los quesos no se libran del fraude alimentario. En ocasiones la leche con la que se ha elaborado un queso no coincide con los porcentajes reflejados en la etiqueta, porque el productor ha incluido leche más barata (normalmente la de vaca) en detrimento de la leche de oveja o cabra o simplemente porque no haya cuidado al 100% las medidas de higiene entre una producción y otra y hayan quedado restos mínimos.

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Identificación y cuantificación de componentes lácteos empleados en los quesos de mezcla

La producción de leche de oveja y cabra, y de productos derivados como los quesos tradicionales, muchos elaborados exclusivamente con leche pura de oveja, tiene una considerable importancia económica. La incorporación fraudulenta de leche de otros orígenes durante el procesamiento tecnológico (adulteración de la leche) es una práctica común que puede causar problemas por razones relacionadas con la intolerancia o las alergias, las objeciones religiosas, éticas o culturales y los requisitos legales. Las adulteraciones más comunes de los productos lácteos son la sustitución de leche por una de menor valor o la omisión de una especie de leche declarada.

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Contra el fraude por la mezcla en leche

El Heraldo de Aragón ha publicado este pasado martes una interesante noticia en colaboración con la Universidad de Zaragoza sobre los fraudes en la industria alimentaria en los que se hace mención de los productos de ZEULAB para detectar mezclas en leche.

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Determinación de adulteraciones por mezclas de leche

La adulteración de la leche por mezcla de distintas especies es un problema que afecta al productor de queso y al consumidor final. En algunos casos se trata de un fraude económico debido al diferente precio de la leche de cada especie, pero en muchos otros se trata de un problema de manejo en explotaciones mixtas o de limpieza de tanques y cisternas. En cualquier caso, la presencia de leche de especies no deseadas da lugar a una perdida de calidad en el producto final.

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